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MARÍA CLARA, LA VALIENTE POLICÍA QUE ENFRENTÓ A 4 DELINCUENTES Y LOS DESPOJÓ DE UN ARMA

BOLETÍN 108

Guayaquil, 5 de marzo de 2020.- Una bala atravesó la pantorrilla de su extremidad izquierda. El parte médico dice: Herida producto de disparo de arma de fuego, con orificio de entrada y salida. Son las 09h00 del jueves 5 de marzo y doce horas antes, en el cantón El Triunfo, un delincuente, que intentó robarle su arma de dotación a la policía María Clara R, le disparó. Sucedió a pocos metros del Comando de la Policía, lugar a donde ella se dirigía.

Fue trasladada de emergencia a la sala 311 del hospital de la Policía Nacional, de Guayaquil,  le acompaña su hermana Amparo. Aunque a ratos sonríen, en sus rostros es notorio cierto nerviosismo. Sonríen, porque hoy muchos elogian la acción valiente de la uniformada que está próxima a ascender a Cabo Segundo. Pero ambas también temen que uno de los 4 antisociales que intentaron atracarla, regresen para vengarse por su heroica acción. No se dejó robar y los despojó de una pistola Taurus, 9mm.

Sí, eran 4 los delincuentes que, a bordo de dos motocicletas la interceptaron cuando María Clara se disponía a descansar, tras terminar su jornada de labores en el mencionado cantón, donde es Policiclo (policía que opera en bicicleta). “Se bajaron los dos sujetos que iban atrás en ambas motos. Los enfrenté y no dejé que me roben. Tengo claro que cuando se iban, rastrillé mi arma y agarré a uno de la camiseta; mientras la otra moto se apartaba del sitio y uno de los antisociales disparaba desde la distancia”, comenta.

Su intención dice, algo frustrada, era detener al menos a un delincuente, al que le ocasionó la herida. Pero no logró su objetivo, huyeron. Mientras los veía marcharse, el dolor la venció. No pudo perseguirlos. También, con cierta admiración, recuerda que ningún vecino de ese sector, conocido como Huancavilca, salió en su auxilio, mientras era atacada: “Cerraban puertas y ventanas, como para no comprometerse frente a los delincuentes”, menciona.

Irónicas situaciones de la vida, hoy en la pared de acceso a la habitación donde permanece asilada resalta una frase: Cuando ayudes a los demás no esperes nada a cambio. Solidaridad. Esa solidaridad que a María Clara la invade desde que escogió ser parte de la Policía Nacional; y que crece en ella cada día cuando sale a patrullar las calles para velar por la Seguridad Ciudadana, afectada por el grado de violencia existente. “Los ladrones me atacaron cerca del Comando, no le temieron ni siquiera a eso”, dice.

Al momento María Clara continúa asilada. Mientras evoluciona la herida le acompañan sus hermanos; y su madre, Andrea, ama de casa que, aunque preocupada, está orgullosa de la acción heroica de su hija. La única policía  de la familia, profesión que escogió en cuanto salió del colegio.

Ahora esperaba la llegada de su padre, José, un agricultor que a la distancia, desde un cantón de Los Ríos, también le ha expresado su respaldo con alegría, pues la violencia que enfrentó no le ocasionó daños graves en su cuerpo. Aunque sí nerviosismo que confía, podrá dominar con el paso de los días. Hasta tanto, es valorada como toda una heroína en la Policía Nacional.